Existen muchas definiciones y maneras de entender el castigo físico. Una de ellas es esta: “Castigo físico es el uso de la fuerza física causando dolor, con el propósito de corregir una conducta no deseable en el niño o niña”.
Las investigaciones sobre el tema confirman que el castigo físico daña la autoestima, interfiere en los procesos de aprendizaje y desarrollo de la inteligencia, hace sentir rabia y ganas de alejarse de la casa, y lo peor, enseña que la violencia es un modo adecuado para resolver los problemas.
Por si fuera poco, los niños y niñas que han sufrido castigo físico y emocional pueden presentar dificultades de integración social. Es más, al tolerar estas prácticas, la sociedad queda deslegitimada ante los niños y niñas como un ámbito protector y dificulta la protección de la infancia.
Desde el 2016 existe legislación que protege a niños y niñas contra del castigo físico, como la Ley N° 5.659 “De promoción del buen trato, crianza positiva y de protección a niños y adolescentes contra el castigo físico o cualquier tipo de violencia como método de corrección o disciplina”. que prohíbe todo castigo físico a los niños y adolescentes y, además, promueve el buen trato y la protección a los niños y adolescentes, esa numerosa parte de la población de nuestro país.
¿Por qué pegarles a los niños y niñas nos parece un acto justificable?, siendo que así se educan ciudadanos sumisos, quienes lamentablemente aprenden en sus primeros años de vida que lo importante ante todo es obedecer a la autoridad, imposibilitando la capacidad de crecer como personas autónomas y responsables.
¿Qué estrategias preventivas usamos para educar sin violencia a sus hijos?
El programa Empresas amiga puede ayudarte con los talleres de capacitación de dirigido a padres colaboradores de su empresa. Donde le brindamos herramientas prácticas para aprender a relacionarse de manera no violenta con los niños y niñas.
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Fuente consultada: Causarano, Benegas Mabel (2010). Con ternura, con firmeza y sin violencia. Asunción: Global Infancia